domingo, 7 de octubre de 2007

El ser humano no debería vivir solo de comienzos...


Hace tiempo que disfruto de leer cualquier libro con un lápiz en la mano. Creo que esa fascinación proviene desde siempre, pero se quiso hacer consciente desde que hojeé los libros de mi profesora de tesis y estaban rayados con lápiz pasta. Sinceramente, n o l o p o d í a c r e e r.

Cuado niña -cosa que creo que no me pasó solo a mí- me inculcaron que los libros eran elementos sagrados casi. Y no solo la Biblia, sino que cualquier ejemplar: no se podía doblar, rayar, hacer dibujos, marcar ni destacar. Por eso la sorpresa; porque para mí era casi inconcebible que una intelectual como ella marcara y remarcara libros que para mí tenían ( y tienen aún ) un valor inconmesurable en el ámbito del pensar, así como también en el aspecto económico.

Con los años le fui dando vueltas a esa idea y los libros con partes destacadas de mi profesora de tesis fueron el detonante para saber hoy que el principio de "no raye los libros" se debe aplicar solo cuando los libros no son nuestros. O sea, nos los prestaron otras personas, son un bien público -de una biblioteca, por ejemplo- o, aunque míos, no quiero quedarme con ellos mucho tiempo ya que pienso cambiarlos por otros o venderlos.

Descubrí que la regla del no rayar no se debe aplicar nunca a aquellos libros que son realmente nuestros. Quiero decir, aquellos que son parte de nuestro patrimonio porque nos hemos construido gracias a ellos, a los que no pensamos renunciar ni aunque tengamos que partir al otro lado del globo y debamos reducir los kilos de equipaje que llevemos.

Un poco de eso se trata este blog.

Todos los días destaco frases que me identifican, que me sorprenden, que me enternecen, que me fortalecen, que me enamoran, que me enfurecen, que, bueno, me hacen reflexionar y sentir viva. Quiero exhibirlas justamente por eso, para que produzcan algo en usted, estimado y cómplice lector, o en usted, estimada y cómplice lectora, qué quién sabe por qué 'causalidades' de la vida y cambios de curso en su bitácora de viaje internáutico, llegó a este sitio. Este es el motivo.

Saludos desde acá, de Valparaíso, donde hay alguien más que se deja seducir por el placer de buscar
y encontrar
para ayudar a buscarse y a encontrarse a los demás
con su búsqueda.

Tal vez una bella utopía que me alimenta la vida...
Y, bueno, que la belleza de las utopías es sumemente necesaria para sustentar la alegría que muchas veces, entre tanta letra, cavilaciones y devaneos debe cuidarse la espalda de los fantasmas del sinsentido y de la depresión.

Gracias por compartir
el tiempo
suyo.

1 comentario:

Vian dijo...

buenas intenciones...
se agradecen